“El amor todo lo puede y todo lo cura”

 “El amor todo lo puede y todo lo cura” es mi frase preferida, es una de mis premisas fundamentales, la repito una y mil veces, porque el amor es la única fuerza capaz de curar la gravedad de las  heridas que hemos causado a las personas que más amamos, incluidos nosotros. El amor es la única fuerza capaz de transformar y reconstruir vidas. 

En una ocasión mi psicólogo me dijo, basado en distintas situaciones que estaba atravesando, entre ellas la separación de mi esposa: - Debes aprovechar esta etapa de tu vida para volver a nacer, y nacer duele- Vaya sí ha dolido, tanto que tengo el corazón llenos de heridas. Heridas que con el pasar del tiempo, la paciencia y la búsqueda de la congruencia han sanando, pero dejando sus cicatrices, unas más profundas que otras, pero allí están causando dolor.

El amor no entiende de razones, de colores, ideologías, religión y cobra ahora la idea de que tampoco sexo, género o cómo quieran llamarlo. El amor es así, libre, mágico, poderoso, fluye y se trasforma, va más allá de lo físico de lo terrenal.

Del amor viene la fuerza para emprender una nueva vida, del amor debemos sacar el valor para  aceptarnos, perdonarnos, reconciliarnos con nuestros sentimientos y deseos. 

Un día estaba algo jodido y mi hijo mayor (tenía para ese momento 9 años) al verme comentó: -Hay que quererse primero, para luego querer a los demás-.  ¿Qué vería él en mi que yo no veía?  Esa frase ha dado pie a muchas de las decisiones que luego he tomado.


El amor nos brinda las herramientas para construir una nueva vida donde todos los amores pasados caben, donde no hay motivos para ocultar a la persona que nos da la felicidad, que nos llena de vida, esa persona que deseamos  besar y abrazar, que debemos llamar: pareja, novio, prometido...  y no amigo.

Hasta ahora a mi me ha dado resultados tener  paciencia, serenidad y encomendarse a Dios, a ese poder supremo que llamamos de distintas formas pero es el mimo. Afortunadamente soy creyente y eso me da fuerza para continuar. 

He concluido que al corazón le toma tiempo digerir tantas situaciones, emociones, dolores... no le queda otra que crecer, expandirse, hacerse fuerte y grande. De alguna forma debemos transformar todo lo que estamos viviendo en fuerza creadora, en sentimientos y aprendizajes que nos hagan más sabios y fuertes, congruentes.

El amor que todo lo puede y todo lo cura es la vía reconstruir nuestra vida y la de las personas que amamos.

Comentarios

  1. Gracias por tan bonita reflexión. Comparto contigo cada palabra, cada coma y cada punto.
    La medida del amor es amar sin medida. Aprendimos de pequeños lo hermoso que es amar en los buenos momentos, lo fácil y gratificante que es,... pero ¿y en la dificultad? ¿ y en la contrariedad?
    Yo estoy pasando por una situación muy parecida y estoy aprendiendo a amar en la dificultad. No dejarme llevar por las heridas. No llenándome de culpabilidad, de fracaso o rechazo. Todo ello amarga mi rostro y no me deja ser capaz de amar. Ni siquiera a quien ahora amo en plenitud.
    Sereno mi ser para que mi corazón actúe sin condicionamientos. ¡Cómo no amar a la madre de mis hijos! A quien me hizo tan feliz tantos años, quien compartió conmigo sueños y proyectos! Por eso la amaré siempre, pero sin cadenas, sin sentir vergüenza, sin miedo, sinceramente y desde lo más profundo de mi alma. Y a cada mirada de desconsuelo que le vea, acercaré mi brazo para rodearla. Y a cada sentimiento de soledad que le sienta, compartiré un café calentito contemplando lo hermosa que es la vida. Y a cada rechazo o reproche, cerrare los oídos de mi corazón. Necesita desahogar la rabia, es su derecho, pero que no permitas que mate tu alma.
    No le daré lecciones de nada, ni reflexiones. Tan solo compartiré mi corazón, mi ser, mi estar para vivir con sentido común dando oxígeno a la libertad y la felicidad. Este es el amor sin medida que quiero vivir en mi vida.

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Este es un camino que acompañado se hace más llevadero. Mi mujer siempre me repite - siento que un huracán destruyó todo lo que tenía y sentía- y es verdad. Pero yo creo que -sobre esas ruinas cabe la reconstrucción, porque están nuestros hijos en el medio-.
      Me toca hacer muchos cambios y esfuerzos, pero sólo Dios sabe que vale la pena, que nunca he tenido la intención de hacerle daño a nadie. Trato de vivir alejado de la mentira y en congruencia con lo que siento. ¿Qué lo que siento lo describí tarde? Tal vez, pero eso no quiere decir que no tenga la oportunidad de vivir y de amar cómo quiero y a quien quiero.
      El tiempo pondrá cada cosa en su sitio. Nuestro corazón debe sanar y hacerse más grande, porque como bien dices: “cómo no amar a la madre de nuestros hijos”, a esa mujer, que en mi caso amé por más de 20 años y con quien me hice adulto, hombre y padre. Yo amo a mi esposa (aun estamos casados): pero es un amor distinto, un amor basado en el afecto, los recuerdos y alegría de la juventud; ya ese amor romántico, que te consume y te hace sentir vivo ya no está, para mi murió y murió mucho antes de conocer a mi actual pareja.
      La esposa de mi novio una vez me dijo: - tú no tienes la culpa de nada, yo dejé la puerta trasera de mi relación con él y tú entraste-.
      No es culpa de ellas lo que ocurre, para nada, pero ese punto de soledad, en mi caso me llevo a buscar lo que me faltaba y cómo dice la canción: “no sabía que existía”.
      Espero haber sido algo coherente en mi respuesta, vienen a mí muchos sentimientos.
      Un abrazo compañero y seguimos apoyándonos.

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