La historia de Gabriel 1

Mi vida no es una historia sencilla, tal vez una novela… jajaja... aunque hubo momentos que puedo describir como un cuento de hadas, momentos de plenitud, paz, de una intensidad efervescente.

He decidido escribir algunas capítulos importantes, no para reivindicarme, sino para hurgar un poco en mis recuerdos, sanar desde dentro mis heridas y si es posible ayudar a otros a ver qué siempre hay una salida.

Cuando comenzamos este proceso parece que nos introducimos en un túnel oscuro, laaaarlooo... no encontramos un soplo de luz al final; pero hemos sido valientes y hemos entrado.

Debo ser honesto, comienzo confesando que aunque ahora viva una relación plena con un hombre hasta hace dos años no me consideraba homosexual, no es un velo de homofobia, no es una excusa, lo sentía con tanta seguridad como ahora siento que no volveré a estar con una mujer.

Un contexto, muy resumido
Estuve casado más de 15 años con una mujer muy buena, a ese mágico tiempo debo sumarle 9 años de noviazgo y dos maravillosos hijos.

Confieso que por mucho tiempo me daba curiosidad y morbo ver a otros hombres… pero consideraba que era parte del abanico sexual, de mis fantasías, mera y simple curiosidad, no pasaba por mi cabeza nada de lo que vivo hoy,  sería demasiado, no cabía esa imagen estridente, de solo imaginarlo se producía en mi mente un ruido molesto, incómodo, desagradable, ver porno gay en la tele o en el ordenador era otra cosa, era simplemente espectador.

Hay algo importante que debo apuntar y que luego espero contar con más detenimiento, por parte de la familia de mi padre hubo una homofobia muy fuerte, la causa, mi tío era gay y murió sin salir del armario, aunque era un secreto a voces, el se fue a la tumba pensando que con él moría el secreto. 

Una historia bonita
Recuerdo que muy pequeño me enamoré de una chica del colegio, yo estaba creo que en 4to grado de primaria, se llamaba Bellatriz, hija de una amiga de mi madre. Evoca en mi mente su cara redonda, su cabello lizo que caía sobre sus hombros, ella podría ser el ejemplo perfecto de Blanca Nieves pero con cabello castaño. Pasábamos los recreos del colegio juntos, mi madre me llevaba a visitarla, yo acompañaba esa visita con unas cuantas rosas que cortaba del jardín de mi casa. Pasaba un buen rato envolviendo con cuidado cada flor, quitando las espinas, a mi lado estaba mi madre ayudando, que recuerdos… Bella tenía creo que 4 hermanos varones mayores, ella la más chica de la casa. Algunos de sus hermanos ya eran adolescentes, pero descuiden no recuerdo que me fijara en ninguno, lo prometo. Yo llegaba a su casa vestido de punta en blanco, con mi ramo de rosas entre las manos y una sonrisa que escondía porque mis dientes no eran muy bonitos, eran enormes, aún lo son, pero luego de 5 años de ortodoncias... 
Al llegar la madre de bella llamaba al resto de sus hijos y les decía: - A ver si aprenden de Gabriel, él si es un caballero-. ¡Qué escena! no la puedo olvidar, esta gravada, parece que fue ayer.
La historia con Bellatriz fue increíble, ella era así como una nube que me acompañaba, suave, fresca, como un rayo de sol que me calentaba, que iluminaba tantas inseguridades.

Al terminar el cuarto grado hice la primera comunión y allí estaba ella, presente  en todas las fotos, en la mesa de las comida a mi lado, con un vestido blanco y una cinta de flores en la cabeza, sencillamente deslumbrante y angelical. Yo regordete con un suéter blanco hasta el cuello atrapado con una cinta dorada de la cual colgaba un crucifijo.

No recuerdo más cosas, sé que luego nos alejamos, ella se cambió de colegio y perdimos contacto. La volví a ver cuando tenía más o menos 15 años, su padre enfermó de cáncer y al poco tiempo ella se casó. Su padre deseaba verla casada antes de morir, y así fue. Al poco tiempo del matrimonio de Bella su padre murió.

Los primeros años de cole
Esos años en el colegio no fueron fáciles, nunca me sentí incluido y tenía pocos amigos. De pequeño creo que llenaba ese hueco con la comida y además llevaba una vida muy sedentaria. Me gustaba pintar al óleo, mi tía me inició y juntos hicimos muchas cosas. Recuerdo que buscaba un sitio para aprender a pintar, pero en casa no estaban de acuerdo con esas aficiones, muy en desacuerdo con mis deseos me inscribieron en fútbol - qué fracaso- recuerdo que era miembro de un equipo llamado Uruguay, el cual era la cenicienta de todos los campeonatos, y como si fuera poco yo siempre estaba en la banca, que humillación. Sé que mis padres siempre quisieron lo mejor, pero quien sabe tal vez pude ser un gran pintor, artista, no sé. Tal vez temían que me volviera maricón

Lo que me gustaba de ir a casa de Bellatriz era ver el estudio de su madre, quien  era una gran artista, con un gran talento, disfrutaba su trabajo. Su casa estaba llena de cuadros a medio camino, caballetes, de pinceles de todo tipo, algunos oxidaos y tiesos producto del descuido, del olvido o recuerdo de una combinación de un color hermoso.
Ese olor a crementina, a aceites... y flores, flores por doquier. 

Negaciones o verdades
Trato de recordar, de buscar algún indicio de atracción hacia algún chico en esa etapa, pero, no, no lo recuerdo. En esos años tenía dos buenos amigos uno de ellos Felipe quien llegó al cole en 2do ó 3er grado de Chile, junto con su  hermana menor que casualmente estudiaba en el mismo curso que mi hermano. Éramos buenos compañeros. No recuerdo el nombre del  otro, sólo que era muy alto y según entiendo hoy podía ser "aspeger".  Siempre estábamos  juntos, no nos quedaba otra opción, más nadie quería jugar con nosotros, éramos muy raros.

Conversábamos de mil cosas y Felipe siempre tenía el cuento más alucínate, apoteósico e inverosímil, extrañaba  su país, así como ahora lo hacen mis hijos. El otro chico, el sin nombre, vivía muy cerca de mi casa por lo que era frecuente visitarnos. 



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