La historia de Albert

Buenas, a ver cómo me sale esto...

Me pide Gabriel que explique mi historia, o mejor dicho una parte de ella que él ya conoce. Voy a intentar  resumirla, porque como supongo que os ocurre a todos vosotros, mi vida daría para una novela larga, o quizás para el guión de una peli de Almodóvar...

En la vida de los que tenemos ya más de 40, ha habido muchos condicionantes que te llevan por un camino marcado, salirse no es fácil, pero se puede.

No quiero extenderme, así que me voy a situar ya en los 30, en mi ciudad (Barcelona) casado con una mujer, tras un noviazgo de años (mientras duraron los estudios universitarios de ambos). Fuimos padres de una niña después de 5 años de matrimonio que transcurrieron felices, con una buena situación económica (eran otros tiempos y dos profesionales con licenciatura se ganaban bien la vida).

Jamás tuve relaciones sexuales con tíos. Ahora, después de muchos años y de muchas reflexiones, sé que siempre lo deseé, pero me lo negaba a mí mismo. Yo no era gay, no era maricón, no me gustaban los hombres y mis relaciones con chicas (antes de la que fue mi esposa, hubo alguna otra) habían transcurrido con total normalidad (aunque mi nota como amante seguramente no pasaba del aprobado, pero entonces yo no lo sabía).

Siempre, desde la adolescencia, me sentí atraído por los hombres, pero es alucinante la capacidad que tenemos de negarnos la realidad, hasta que nos da en las narices con toda su rotundidad.

Bueno, al grano, cuando mi hija tenía aproximadamente un año, cambié de curro y al principio, tenía poco que hacer. Sin saber cómo ni porqué, empecé a entrar en un chat gay (en aquellos años no existían las webcams todavía, o sea que esos chats eran escritos). Así fue como conocí a Javier. Era gay, tenía tres años más que yo y estuvimos meses chateando, sin vernos. Debo decir que hablaba yo mucho más que él, y que yo le describía mi vida como prácticamente perfecta, era el perfecto marido, el perfecto hijo, el perfecto padre, el perfecto yerno...

Me imagino a Javier sonriendo frente a la pantalla al leer todas esas maravillas. De vez en cuando, supongo que no podía más y me preguntaba, ¿y entonces qué haces en un chat gay? Y yo me inventaba, sin pensarlo en absoluto, que me gustaba conocer gente diversa  y que solamente hablaba con él porque me parecía una buena persona y sabía "escuchar muy bien".

Pasados unos meses, llegó lo inevitable. Javier me planteó conocernos, puesto que después de tanto tiempo, la situación era un poco absurda. A mí me pareció una buena idea y acepté. Así que fuimos a comer a un restaurante excelente y... bueno, ahí empezó todo. Ahí mi mundo ficticio se empezó a tambalear y ya no había vuelta atrás. Encima de caerme bien, Javier era físicamente impactante. Cuerpazo, guapura y unos ojos de un azul indescriptible. Por si fuera poco, trabajaba en el mundo de la moda y se presentó hecho un figurín (bueno, él siempre iba perfecto).

A la semana siguiente fuimos a tomar un café. Debo decir que hablábamos de lo divino y lo humano, de cientos de temas, pero solamente hicimos eso, charlar y conocernos aun mejor.

También empezamos a hablar mucho por teléfono. Yo tenía poco tiempo, con una niña pequeña etc. Pero empecé a volver andando a casa del trabajo con la excusa de hacer algo de ejercicio. Los 45 minutos que tenía de trayecto, los pasaba hablando con él, más otros tantos al mediodía cuando iba a comer. Si antes comía siempre con compañeros de trabajo, empecé a poner excusas para ir solo y poder hablar con él.

Unas semanas después de nuestro primer encuentro no virtual, me dijo por teléfono que teníamos que dejar de hablar y que no nos podíamos ver más. Me confesó que él se estaba "colgando" de mí y que sabía que un día coincidiríamos por el centro de la ciudad, yo con mi mujer y dos o tres críos a nuestro alrededor y que se le partiría el corazón. Y me dijo una frase que se me ha quedado grabada, a pesar de que han transcurrido 15 años: 
"Ahora, cuando llegues a tu casa, ve al baño, mírate al espejo y piensa en lo que ves, en quién eres. Porque tú no sabes quién coño eres, Albert". 
También me dijo que no le llamara ni lo buscara en los chats, porque no pensaba responderme. Necesitaba tomar distancia.

Llegué a mi casa y, quizás os parecerá una idiotez, pero me encerré en el baño y me miré al espejo. Y lloré. Soy de los que no lloran nunca, pero en esos días derramé más lágrimas que en toda mi vida adulta.

Era un viernes. Mi mujer y yo teníamos invitados a cenar, así que esa noche la pasé como pude. El sábado por la mañana la senté frente a mí y lo solté todo. Fue como una vomitona imparable que ella recibió como pudo, la pobre. No me voy a extender mucho en esto, fue un fin de semana convulso y lo recuerdo un poco entre brumas. El domingo por la mañana puse unas cuantas cosas en una bolsa, salí por la puerta y llamé a Javier, que tal y como me había avisado no me cogió el teléfono. Todavía no existía el whatsapp (madre mía, qué viejo soy) así que le mandé un sms: "Me he ido de casa, se lo he explicado todo a mi mujer y estoy en un banco en la calle xxxxx con una bolsa. Me voy al apartamento de mi familia en xxxxxxx". Yo no sabía si Javier realmente quería iniciar una relación conmigo, o si se asustaría ante lo que podría ocurrir, o huiría de líos innecesarios...

Pero la verdad es que inmediatamente me llamó y me vino a buscar. Me abroncó por haber hecho las cosas de aquella manera tan abrupta. Me acompañó al apartamento y se quedó conmigo hasta que oscureció y le dije que se marchara. Mis amigos de toda la vida sabían ya que me había ido de casa (sin más, ella no les explicó los motivos) y venían a cenar conmigo. Los amigos... no sé qué hubiera sido de mi sin ellos... Y sin Javier, claro. 

Tampoco voy a enrollarme con esto, pero debo decir que tengo los mejores amigos del mundo. No son muchos, pero esa noche los cuatro que vinieron a cenar conmigo me conocen desde los 10 años y, sin saber nada de mi homosexualidad, la asumieron al momento y me ofrecieron todo su apoyo. Naturalmente, siguen en mi vida y los necesito ahí.

No os quiero aburrir, a partir de ahí mi vida ha sido realmente la mía, no la que estaba marcada por los determinantes familiares, morales, sociales y convencionales. La mía, la que he querido vivir desde que soy libre. Desde que decidí ser yo.

No me imagino la vida sin ser padre. Mi hija es lo mejor que me ha pasado y ha vivido todo este proceso con total normalidad. Era muy pequeña cuando me fui y he tenido la suerte de tener una exmujer inteligente, que sabe que soy buen padre, y creo que buena persona. Mi familia vive lejos de mi ciudad y mis padres ya eran entonces muy mayores (están ya cerca de los 90), así que no les he tenido cerca en todo este proceso, no tampoco lo hubieran entendido.

El primer año fue complicado, naturalmente. Con mi ex sobre todo. Pero también me sentía con fuerzas para hacer frente a lo que pudiera venir. Dejé 15 kilos, dormí poco, pero salí adelante. Mi ex nunca utilizó a nuestra hija y jamás me puso impedimentos para disfrutar de ella. Hoy somos amigos, cómplices y sabemos que nos tenemos para lo que haga falta, y que nos tendremos siempre.

Javier me acompañó en mi transición. Y lo hizo muy bien. Solo puedo tener palabras de agradecimiento porque fue una transición tranquila y sin sobresaltos. Nuestra relación duró cuatro años y medio y daría para otro libro... Pero de momento lo voy a dejar aquí. 

Luego tuve mi etapa golfa, jeje. Javier siempre me lo dijo: tú tienes que vivir lo que otros hemos vivido a los 20 o los 25. Y tenía razón.

Y ahora tengo otra pareja hace ya 10 años. Un hombre, evidentemente (no he echado en falta para nada el sexo con tías y ya tengo buenas amigas que me llenen en el ámbito afectivo no-sexual). Se lleva fenomenal con mi hija, con mi ex... Y al final hemos creado una "familia" atípica, quizás extraña, pero a nosotros nos funciona.

No sé, no quisiera aburrir ni tengo claro que todo esto pueda ayudar a nadie. Cada historia es distinta y cada persona es un mundo. Sea como sea, no me arrepiento de nada y creo que tengo una vida plena, con cosas mejores y cosas peores. Pero es la mía. Y hoy he querido compartir con vosotros ese período apasionante, difícil, pero necesario y enriquecedor.

Un abrazo a los que habéis tenido la paciencia de llegar hasta el final.

Albert

Comentarios

  1. Gracias Albert por compartir tu historia. La verdad que me da un poco de luz entre tanta incertidumbre. Estoy viviendo una historia parecida a la tuya, pero voy por el primer año. Y buscando la forma de dar el paso hacia el exterior. Siempre me digo que encontraré un día La Paz que necesito. Sobretodo siendo uno mismo en cualquier parte.
    Me da esperanza saber que todo pasa y que se puede ser plenamente feliz. Muchas gracias!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, la felicidad plena quizás sea una utopía... Pero lo que sí es cierto es que dejar de vivir una vida programada que no es la tuya, a la larga te da paz y sosiego... El primer año es complicado, pero yo me sentí con mucha fuerza para avanzar y nunca me he arrepentido de nada. Sé tú. Abrazo.

      Eliminar
    2. Tintin... amigo. Por lo menos tenemos este grupo para compartir nuestras historias, a ver si un día te animas y escribes algo. Un abra abrazo.

      Eliminar
  2. Albert gracias por compartir tu historia, yo no pude evitar conmoverme y soltar unas cuantas lágrimas. Me siento plenamente identificado. Hace poco cumplí un año viviendo solo buscando en el espejo mi verdadero reflejo. En estos días le comenté a un amigo que me decía que era mal actor, le contesté: -no lo eres, tienes muchos años interpretando un personaje, viviendo una vida que no es la tuya-.
    Lo mas difícil que nos toca aceptar es dejar de interpretar el papel que los demás quieren que interpretemos. Así que a vivir la vida y afrontar con valentía lo que somos y cómo somos. Como dice una buena amiga mía: Amar es para VALIENTES.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sobre el tema de la valentía, es algo que me repitieron mucho desde varios frentes en el momento de mi separación... Es algo que me da que pensar. Lo cierto es que cuando fui consciente de que sentía algo muy fuerte por Javier, los hechos se precipitaron. Fue una catarsis. Y hasta entonces me había negado mi homosexualidad y nunca había tenido nada con ningún hombre. Así que no estoy seguro de que fuera valentía... Más bien fue algo inevitable. Respeto a todo el mundo y no soy quién para juzgar a nadie, pero yo era incapaz de llevar una doble vida como hace mucha gente, así que no me quedó otra que sacarlo todo y emprender mi nuevo camino, mi nueva vida.
      Digo que lo de la valentía es cierto, pero me lleva a pensar si toda esa gente que admira nuestra valentía, en el fondo no oculta que la vida que lleva no es la que desea... Ahí lo dejo.

      Eliminar
    2. Gracias por contribuir al debate Albert.
      Digo valentía porque dejar la comodidad y seguridad de la familia que creamos no fue un paso fácil, mucho menos dejar de ser un personaje y ser quienes somos.
      Es verdad que en tu caso y en el mío hubo un detonante muy pesado "Conseguimos un hombre increíble que nos movió el piso"; pero pudimos habernos quedado en esa doble vida, incrementando la cifra de los "HSH" (hombres que tienen sexo con otros hombres), sin asumir que somos: hombres, padres, hijos ejemplares. El ser gay no implica que dejemos de ser buenas personas, que no tengamos derecho a reconstruir nuestras vidas con la persona que amamos. Hay que ser valiente para afrontar tantos prejuicios, para escuchar tantas barbaridades y aún así seguir adelante. En mi trabajo escucho constantemente comentarios homófogos, de burla y risas... inclusive esta frase: "Soy muy mente abierta, tengo un amigo gay... imagina es abogado".
      Me encanta este foro...

      Eliminar
    3. Por cierto quiero proponer un nombre para el grupo:
      De Casado Hetero a Gay Feliz.
      Hay lo dejo ... abrazos.

      Eliminar
    4. Cuántas reflexiones... Este foro y mis conversaciones con su creador me están haciendo volver a una etapa de mi vida muy intensa... Gracias por eso.
      No soy más que un recién llegado, pero me atreveré a opinar sobre el nombre del grupo... Tengo dudas sobre si puede dar a entender que la etapa de casado hetero fue infeliz... En mi caso debo decir que fui muy feliz hasta que todo estalló en mis narices... Estaba ahí pero cuando uno no quiere ver, es totalmente ciego.
      Y claro, cada caso es un mundo...

      Eliminar
    5. No lo había visto desde ese punto de vista, es VERDAD. No tenemos intención de calificar el antes y después como bueno o malo. En las conversaciones con todos ustedes coincidimos en que tuvimos relaciones placenteras y felices. No es justo para nuestras ex parejas dar a entender que lo que vivimos con ellas fue malo, mucho menos un engaño.
      Gracias.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Por qué los hombres gay se casan con mujeres?

¿Eres maricón?

Cuando le conté a mis hijos que soy gay