La salida del armario. El túnel: que nos devora

Introducción:
He creado este grupo con la finalidad de poder brindar mi experiencia y anécdotas en la transición por este camino de introspección, encuentro, perdón y cura. Cuando comencé este proceso, hace más o menos 3 años, me hubiese gustado contar con una mano amiga, con la escucha de otra persona, de alguien que me acompañase y me brindará un poco de aliento, esperanza y de luz. 

El túnel
Hacer este camino “solo” es muy desafiante, es un camino que comienza con una imagen muy clara, nítida,  una imagen a color que destella en mi mente:

“Es de día, un cielo muy azul, un túnel muy oscuro aparece enmarcado en robustas piedras, delante de él estoy yo, vestido de negro, muy bien peinado. Puedo sentir el olor de mi perfumen, el calor del sol calentando mi cabeza. Mis ojos, muy abiertos, concentrados en la boca `ENORME´, oscura y amenazante. Ese agujero me llama incesantemente, tiene vida propia, dientes, colmillos. Mis manos cerradas se cierran en puño, sudan, hay una pelea asegurada. Reúno todo el valor posible, saco lo mejor de mí, mis mejores herramientas y armas, soy una navaja suiza con muchas cosas, pero para entrar tal vez deba echar mano de mi sabiduría, desnudarme, desprenderme de todo”. 

Esa boca construida de miedo, de dudas, de valoraciones y juicios…¡Qué grande es! Cómo traspasarla sin sentir temor a las reacciones de quienes más queremos. Hay que tener mucho VALOR para dar el primer paso y adentrarse, para traspasarla, sabemos que una vez dentro nos devorará, nos masticará y transformará lentamente, nos hará daño; pero no hay vuelta a atrás; más nunca seremos los mismos.

¿Qué nos mueve a esta edad a asumir este proceso? ¿Por qué luego de casarnos y tener hijos? ¿Por qué no dejar todo como estaba? ¿Por qué sí éramos felices no seguir siéndolo?
No tengo respuestas, quiero encontrarlas. Pienso: decidimos iniciar este camino en búsqueda de congruencia, de aceptación; en búsqueda de ser mejores personas, “hombres”, padres y pareja. Nos mueve la necesidad de crear la mejor versión de nosotros mismos, reinventarnos, un proceso, que contrario a los que muchos pueden pensar, no termina nunca y siempre es momento de iniciarlo.

Desde la cima de los años todo se ve más claro
La edad es decisiva, hemos llegado a la cima de una gran montaña de experiencias y desde arriba todo se ve más claro. Éste es un punto de no retorno. Hemos complacido todo lo socialmente aceptable: conocimos una mujer increíble, logramos independencia económica, nos enamoramos, nos casamos y tuvimos los hijos que la vida generosamente nos dio. 
Pero el matrimonio también tiene vida, es un organismo, tiene cuerpo, se trasforma, crece, se desarrolla se reproduce y muere. La pareja tropieza una y otra vez, se desgasta, se mella, en algunos casos para bien, logra brillar; en otros se enferma, irremediablemente muere. Tras la muerte del matrimonio resurgen los monstruos que teníamos encerrados en el inconsciente, aplacados, dormidos como siempre digo minimizados (como una ventana de ordenador). Esos monstruos nos sumergen en una tormenta de sensaciones, de excesos, ellos son fuertes y rabiosos, son como la marea que va y viene sin descanso, nos revuelca y deja sin aliento en la orilla de la playa, desnudos, jadeantes, llenos de arena, incómodos. Allí tendidos bajo las nubes, indefensos aparece ese hombre increíble que nos enseña que podemos volver a amar, que nos da paz, fuerza, sosiego. 

Nacer duele
Ahora casi dos años después me siento liberado, pero me queda mucho trabajo por hacer, he sido devorado sin piedad, he causado y sufrido mucho, he llorado tanto que ya no me quedan lagrimas, he atentado contra mí mismo, insisto, (frase robada de mi terapeuta) “nacer duele” y esto que he vivido es como volver a nacer, nacer lentamente.
No me arrepiento de nada, siento que cada paso que doy es un paso más para alcanzar la congruencia y la aceptación.  No niego que en ocasiones dudo, aún siento temor, me siento incomprendido, pero esas sensaciones se desvanecen, son más infundadas que reales, lo digo con firmeza porque he recibido mucho apoyo, incluso de quiene menos esperaba. Contar con apoyo es fundamental en este proceso, necesitamos abrazos, que nos llamen  para saber como va todo, necesitamos  de esa energía, de ella nace la  fuerza para convertirnos en mejores “seres humanos”. 

Objetivo: EMPODERARSE 
Las experiencias que he vivido me han hecho madurar, sentirme seguro y sereno y eso el entorno lo percibe y refuerza. Empoderarse es fundamental, SÍ te ven: “seguro y decidido”, “feliz y animado", todos entenderán que es  un cambio a mejor, no tienen porque entenderlo, no hay que esforzarse en explicarlo, sólo tú sabes lo difícil que es; te aseguro que todos sabrán que estás bien y eso es suficiente.

En que punto estoy hoy 
Estoy en el punto de asimilar todos estos cambios, cambios producto de mi decisión, de asumir que amo con locura y como nunca a otra persona, que se llama Luís. De entender que hay lazos que debo romper y otros que son inminentes de reforzar. En el punto de que mis hijos tienen derecho a saber todo lo que papá siente, ama, desea, de explicarles que el amor todo lo puede y todo lo cura, que el AMOR es algo hermoso, es la fuerza que nos da vida. Estoy en un punto en el cual me acuesto en una cama grande solo, pero no en soledad. En un punto de no retorno, de mirar atrás sólo para sentirme orgulloso de mí mismo (he construido una nueva vida y a mi edad es toda una hazaña). Este es un punto en el cual logro ver hacia adelante, levantar la mirada y ver un rayo de luz que señala la salida de este túnel lleno de encrucijadas, de obstáculos. En el punto de poder escribir lo que vivo y he vivido, además de hacerlo porque me ayuda a sanar, a asimilar y digerir la densidad de estos últimos años..

Conclusión: "para amar hay que amarse primero a uno mismo”
Amigo lector este camino sólo ha sido posible, en mi caso, porque me repito a mi mismo: el amor todo lo puede, todo lo cura.  El amor hace todo posible. Cómo me dijo mi hijo mayor en una oportunidad: “para amar hay que amarse primero a uno mismo”. 

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