Decidí no mendigar jamás

Hay una imagen a la que recurro muchas veces cuando pongo a debate en mi alma mi orientación sexual. He visto a muchas personas mendigar en la puertas de las Iglesias, en la entrada de los supermercados, donde hay multitud de gente, turistas… mendigar para obtener algo. No me atrevo para nada ser juez de estas situaciones ni interpretar la verdadera razón que justifique esta triste realidad. Pero me apela al corazón, cada vez que me he sentido mendigo en las puertas de tantas personas. He sido un transeúnte, que por la mañana se ha movido por la vida con libertad, soñador,  alegre,  que pensaba que controlaba todo lo que le sucedía  en cada momento. ¡Ingenuo! Porque cuando atardecía, mendigaba unas migajas de pan en cada aplicación para buscar a alguien que me diera amor

¡Cuánto tiempo perdido, esperando un "ok" para quedar! Exhibido en un escaparate sin importar lo que realmente se ponía a la venta. 

Mendigando unos besos, unos ojos que me miraran con deseo, unas manos que me acariciaran y unas sábanas que me ayudaran a evadir mi realidad . Y como en todo, conocí gente de todo tipo. Hombres generosos, que llegaban a acariciar mi alma y otros que sólo me hacían sentir más mendigo que antes. Era curioso, que cuanto más miserable me sentía, más mendigaba. Cuánto mayor era mi desespero, más perdía mi dignidad. Y cuando amanecía, cuando volvía al ser quien controlaba todo en su vida, me sentía igual de mendigo. Tal vez no tan miserable, pero por no decepcionar, por no ocasionar sufrimiento, por ser la persona que todos querían, mendigaba mi felicidad

Un día, me pregunté… ¿qué mendigaba? ¿Qué tenía que pedir que no pudiera tener? Y fue entonces cuando empezó a cambiar mi vida. Al anochecer no podía convertirme en un ser distinto, porque era el mismo. No podía ser el hombre lobo que se transformaba cuando llegaba la luna llena. Los seres imaginarios son parte de la niñez. Yo quería ser yo mismo y que me aceptaran cómo soy. Sentir que puedo gustar, ser amado, como cualquier ser humano. 

Vivir con alguien que sueña conmigo y con él escribir la más bella historia de amor... 

¿Por qué no podía tener esto? ¿Qué fuerza de la naturaleza me lo tenía que impedir? ¿Qué parte de mí, me tenía que condenar? ¿Qué delito cometí que no tuviera perdón?

Fue entonces, cuando decidí, jamás mendigar. Porque si creemos que todos tenemos derecho a la felicidad y la mayor valía de un ser humano es su dignidad...

¿Por qué sufrir inútilmente? ¿Por qué mendigar como si yo no valiera nada, cómo si no fuera capaz de encontrar la forma de llenar mi corazón? 

Me propuse, abrirme a la vida. Quitarme los harapos que me condenaban; la de la culpa, la decepción, el miedo y la vergüenza. Limpiar mi rostro de las señales del  sufrimiento y dolor. Perfumarme de optimismo y esperanza, para reencontrar mi dignidad de ser humano. No quiero ser la noche de nadie, no quiero sentir que me he corrido y preguntarme: ¿qué narices hago ahí? No quiero ser una neurona instintiva… quiero ser un ser que se mueva por el corazón. No quiero ser la sombra de lo que todos quieren y esperan de mí. 

No puedo esperar que el mundo me deje ser yo mismo. 

Como si tuviera que tocar a la puerta de la sociedad para pedir permiso para entrar. Lo siento, pero decidí entrar por mi cuenta. Asumir mis errores, abandonar mis cadenas, digerir mis miedos y levantar mi mirada para encontrar todo un mundo hermoso donde quiero vivir la vida que yo quiero. Y si alguien no es capaz de respetarme o comprender mi derecho a la felicidad, es porque son mendigos en su propia vida, sin paz ni libertad.

Puedo compartir con vosotros, que encontré a la persona con quien escribir la más bella historia de amor. Que cada capítulo, se convierte en un reto. Que aparecen fantasmas, bosques espesos, brujas y caminos de piedras. Pero que nunca son una amenaza para buscar un fin. Porque el amor no puede vivir condicionado a que aparezca un final, solo lo condicionamos para buscar nuevas rutas y aventuras, para aprender de los errores y unidos de la mano mirar más allá. 

El amor no nació para ser oculto, surgió para ser luz en nuestras vidas, por ello no permitas limitar tanto su luminosidad, porque entonces los baches y rocas se convierten en protagonistas y acabas cayendo, una y mil veces más.



Os animo a que seáis quien teclee las letras de vuestra propia vida. Cuidar de cada pedazo de vuestro corazón y vivir cada momento con tal intensidad, como si fuera lo último que fueras a vivir. Por todo ello, decidí no mendigar jamás. 

Por Tintin

Comentarios

  1. Muy interesante reflexión. Para mi hay algo fundamental que no debemos perder de vista: la autoestima. Tenemos que querernos y valorarnos para hacer frente a la vida con toda la intensidad que requiere. Las personas que nos acompañan, nuestros amores, amigos, familiares... están ahí, son apoyos fundamentales y forman parte de nuestro periplo. Pero somos personas, individuos independientes y, al final, es importante creer en nosotros para avanzar con paso firme.
    El amor llega, claro, pero también casi siempre acaba, se va o evoluciona hacia formas de amor distintas a la del enamoramiento. Y por eso pienso que es importante querernos, para estar siempre a punto para volver a empezar.

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    1. Es así, lo más importante es dar valor a lo que realmente lo tiene.

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  2. Todos los que transitamos por este camino hemos tenido como punto de partida el uso de aplicaciones o de chat on line. Una cosa lleva a la otra. Nos préstamos en un juego donde la apuesta es muy grande y llevamos todas las de perder: perdemos nuestra intimidad, el respeto a nuestro cuerpo y exponemos nuestra salud y la de las personas que están en contacto con nosotros.
    Pero en ese momento de calentón todo se nos olvidaba y la mente quedaba en blanco, una sensación de euforia pone a hervir la sangre que agitada recorre cada rincón de nuestro ser, se vuelve adictivo.
    Nos volvemos mendigos, zoombies que claman por un trozo de carne, saciar ese necesidad de desahogar nuestros deseos. Muchos coinciden conmigo en las consecuencias de estos contactos: “el vacío que sentimos se hace cada vez mas grande” lo que nos lleva irremediablemente, una y otra vez, a la ruleta de conquistar otro ser que se preste a nuestras fantasías y pasiones.
    En la carnicería hay de todo y para todos, hombres buenos como nosotros que la vida condujo a ese espacio que no puedo calificar, mucho menos etiquetar.
    Algunos hemos logrado salir de allí y construir una vida, hemos conseguido lo que mendigábamos: Amar y ser Amados. Contamos con esa persona que alimenta nuestras fantasías, con la cual vivimos intensamente. Aunque no todo sea maravilloso y estupendo, porque nuestras realidades hacen que nuestras vidas no sean fáciles, existen muchos muros que derrumbar y muchos obstáculos que sortear.

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