Tarde de chicos!!!

En la entrada anterior dedicaba una parte a la experiencia de contarle a mis hijos lo que papá estaba viviendo, pero luego decidí que estaba mezclando muchas cosas. He sacado ese bloque de texto, lleno de emociones, y lo he editado, espero sea de ayuda.

Hoy revolea por mi cabeza ese mismo angelito, el mismo que hace unos años me pedía sincerarme con mi esposa, en esta ocasión susurra a mi oido y dice: -Es hora de que le cuentes  a tus hijos lo que ocurre, ellos tienen derecho a saber por qué papá ya no está en casa-. 

Confesarles a mis hijos que estoy enamorado de otro hombre me da escalofríos, tengo esa sensación de mariposas en el estómago. Entre nosotros existe muy buena   comunicación, no siento temor, ni angustia. No temo a su reacción, seguro lo entenderán. Luís y yo hemos concluido que tanto sus hijos como los míos lo tienen claro, saben que ese amigo es más que un amigo. 

Los medios de comunicación y las redes sociales han abonado el terreno para hablar de estos temas, estas últimas semanas hemos estado viendo una serie, disponible en Netflix, "Merlí", la recomiendo. En ella el hijo del protagonista es gay y nos muestra su proceso en la salida del armario, a dado pie a muchas preguntas.


Afortunadamente cada día es más normal ser diferente y serlo es guay. 

Merlí ha dado pie a plantear muchas temas de conversación: genero, sexo, relaciones... el instituto, el acoso... salir del armario, la aceptación. Por su parte mi hijo mayor sigue a una YouTuber Trasn muy famosa, él no entendía que era eso de ser mujer y antes hombre... yo trabajo en una ONG que atiende la diversidad y ellos saben que yo soy sensible ante estos temas y manejo información al respecto, así que quien mejor que papá para aclarar esta duda, así fue.

El otro día también se hacia un cuestionamiento, me pregunta por qué Ricky Martín es "Gay" y los demás mortales homosexuales les dicen "maricones" 😂😂😂. Los niños no son tontos y manejan una gran cantidad de información.

Un día íbamos camino a tomar el metro y mi hijo menor, me sorprendió con una pregunta:

- Papá ¿los chicos guardan secretos?
- Sí hijo, los chicos, amigos, colegas, confiamos y guardamos nuestros secretos.  

Siempre ha existido una mágica complicidad entre nosotros, una atmósfera que se enciende cuando los tres estamos solos, un vigoroso espacio nombrado por ellos mismos como: 


¡Tarde o noche de chicos!


En esos espacios se propicia la discusión de ciertos temas, no hay prohibiciones, valen las groserías y hasta lanzarse un pedo... cosas de chicos. Está claro que pueden confiar a papá cualquier situación, pero papá es el padre, no el colega. La base de todo, dicho por ellos mismos: -Papá no le da vergüenza nada, no se asusta. Papá cumple lo que promete-.

La conversación no paró allí, poco antes de llegar a la boca del metro mi hijo mayor comentó:

-Papá mis compañeros de clase confían en mí, me cuentan sus secretos.

Continuó comentando varias situaciones del cole, Diego cursa quinto de primaria y el peque, Andrés segundo. Por lo visto Diego es un buen confidente, hace un año quería ser sacerdote (yo pensaba, sacerdote con un padre maricón, me parto de risa). Diego es muy sensible y de allí que sus colegas sientan confianza para compartirle sus intimidades, por ejemplo "Me gusta Adriana o Carolina". Total que entre cuento y cuento de pronto respiró profundamente y luego de un gran suspiro soltó algo que tenía atorado:

-Papá... mis compañeros confían en mí para confesarme de quién están enamorados... ¿Cuándo lo harás tú?
Tú siempre dices que entre nosotros no hay secretos...

¿Qué pregunta? Me dejó sin palabras. Tuve que parar y pensar, unos segundos después, luego de analizar la situación y el contexto, porque ya estábamos en la boca del metro, respondí:

- Es complicado- y él muy comprensivo dijo:- Entiendo, estás enamorado de un hombre, por eso es complicado.

Nuevamente me quedé en silencio, ellos tiene un nivel de comprensión y de percepción que nosotros los adultos subestimamos, son muy listos, leen mejor que nadie nuestro leguaje corporal, huelen nuestros sentimientos, captan nuestra energía, se adentran en nuestros pensamientos. Muchas veces no hace falta decir nada, comprenden lo que ocurre, pero lo hacen con una simplicidad y naturalidad que nosotros no podemos entender, o negamos, complicando las cosas y creando confusiones.

No me atreví a contarle la verdad en ese momento, tal vez fue una excusa, pero hacerlo en la entrada del metro... no, mejor no.


Reafirmar lo que ellos ya saben sobre mi vida sentimental es una una decisión basada en el amor, no temo mostrarme tal cual soy. Ellos me conocen, con ellos siempre he desnudado mis sentimientos. 


Al día siguiente su madre, poco después del almuerzo me preguntó por mi compañero de piso:

- Cuéntame algo ¿Javi también es gay?

Diego, siempre atento a todo, saltó y dijo:

-¡Papá! ¿Entonces sí eres gay?

El ambiente se tornó tenso, su madre inmediatamente respondió que no estaba hablando de mí.

Qué lio... ella me ha prohibido contarles sobre mi orientación sexual a los niños, incluso a mi familia y amigos, se molestó mucho cuando se lo confesé mi hermano. Desde mi salida del armario con ella me prohibió salir con los niños y Luís. 


Pero este es un proceso indetenible, es como una avalancha, nadie puede contenerla.

En varias ocasiones ella ha hecho comentarios y propiciado situaciones que no favorecen el sano curso de las cosas. Tiene una imperante necesidad de de control. Ha insistido en hablar del tema con los niños, pero su propuesta es hacerlo negando lo que ocurre.  En una oportunidad y llevado por la desesperación acepté un pacto en el cual ella se hacia responsable si en algún momento ellos  me echaban en cara el no haber sido completamente sincero con ellos. Ahora me arrepiento de esa decisión.

Algunos antecedentes:

1. La desesperación no es buena consejera
Un día, poco después de irme de casa, una mañana hubo una discusión entre mamá y papá, desafortunadamente mamá llamo a los niños y los sentó en el sofá, delante de ellos me desafió: 

-Anda ¡Cuéntale a tus hijos de quién estás enamorado! ¡A qué no te atreves a contarles toda la verdad! A ellos también le vas a mentir...

Difícil situación, muy angustiante.

Diego intervino, nos sorprendió diciendo: - Papá no es ningún mentiroso, si nos oculta algo es porque considera que no estamos preparados para saberlo-

2. Los emoji
Andrés es como diríamos aquí en España es muy cotilla, aunque él lo niegue, le encanta leer los mensajes de WhatsApp. Hace un poco más de un año estaba chateando con Luís y él veía que iban y veían emoji, inclusive él mandó alguno. En el ir y venir de mensajes me comentó: - Papá se ve que quieres mucho a Luís-.  Me reí y le contesté: - Si hijo, yo quiero mucho a Luís. 

Galería de fotos
Cuando me fui de casa alquilé un piso, nada especial, pero con los días lo convertí en mi espacio, me apropié de él. Imprimí una colección de fotos de los grandes amores de mi vida: mis hijos y Luís. Compré algunos portarretratos y los distribuí entre el salón y la entrada de casa. En muchas fotos aparecemos Luís y yo juntos, juntos no como amigos, sino como algo más. No las oculto, allí están, forman parte de mi vida.
Un día almorzando Diego estaba sentado junto en frente de un portarretratos que tiene varias fotos de la pareja, y de la pareja con sus hijos. Él miraba y miraba las fotos, yo sabía que algo estaba por soltar, una pregunta venía, yo aterrado... jajajaja.

- Papá sigues viendo a Luís.
- Sí, nos seguimos viendo.
- ¿Por qué? si ya no trabajan juntos.
- Salimos a entrenar, a comer, a tomar algo. 
- Ah... me parece bien, me gustaría volver a ver a sus hijos.


No puedo añadir ningún comentario. Hay muchos cabos sueltos, es como un puzzle, pero las piezas van apareciendo, no están completas en la caja, caen como gotas de lluvia, una a una engranan poco a poco.


Desde hace unas semanas he estado leyendo, viendo videos, consultado a expertos, he discutido el tema con mi terapeuta. Tengo claro que en un escenario ideal deben ser los adultos quienes acuerden conversar con los niños sobre la separación de sus padres, responder con sinceridad todos sus preguntas, confesar el motivo que produjo la ruptura. 

Pero ha sido difícil llegar a un acuerdo en este tema con su madre, ella sigue pensando que yo vivo una crisis y que he sido manipulado. 
Ella tiene una verdad y yo otra, no hay un punto medio.

De allí mi necesidad de buscar ayuda, me he quedado con esta sugerencia de mi psicólogo: 


"plantea a su madre lo siguiente: -nuestro hijo me está confrontando con este tema y veo que negarle algo que me sigue preguntando no nos hace bien a ninguno... voy a comentarle a nuestro hijo sobre mi orientación sexual-”. 

Está claro ella se molestará y sé sentirá ofendida, pero me quedará el alivio de haberle notificado mi decisión y por ende de haberla echo conocedora del paso que necesito dar.

Sólo yo puedo hacerlo
Con mis hijos tengo una conversación inminente, siento miedo, miedo de que alguien se adelante y puse daño contando lo que yo sólo puedo hacer. Pienso que eso podría destruir la confianza que existe entre nosotros, no quiero imaginarme un abordaje inapropiado, un mal chiste o una burla. 


Yo amo a mis hijos con todas mis fuerzas, conozco sus sentimientos, he construido a base de esfuerzo, amor y entrega una fortaleza de confianza. 

Ese momento no ha llegado, pero llegará, me siento preparado, fuerte y seguro para hacerlo. Nadie va a condicionar lo quiero y siento que debo hacer, ya una vez oculté lo que sentía e hice mucho daño, no quiero repetir mis errores. 

He imaginado miles de escenarios, pero  de algo estoy seguro, utilizaré estas palabras: "Papá esta enamorado, el amor es algo increíblemente hermoso, no hay porque esconderlo. Papá es un hombre bueno que se enamoro de otro" y eso no cambia ni cambiará nunca lo que siento por ustedes.



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